Notas de despiste

La mujer de polleras pintadas
sueña hace 23 años
con que los muebles le hablen.

"Te olvidaste la llave puesta del lado de afuera",
"¡Apagá la ornalla!",
"¡No te vayas sin paraguas!"
Cada viernes, la rutina paralizada los impulsaba a jugar a ser otros, y les gustaba, aunque las primeras veces resultaba extraño y demasiado estúpido.
Cuatro viernes al mes.
Y pasaron 2 años. Con el tiempo se les volvió una necesidad experimentar nuevas formas de conocerse. Sus personalidades giraban noventa grados y todo era diferente. La realidad no tenía voz ni voto. Valía sólo la imaginación. Vidas inventadas. De principio a fin.

Y de vuelta la cabeza choca a la pared.

Intermitente

Le saqué fotos cada catorce pasos que daba. Retraté esa cara tosca qué hacía cuando se sentía incómodo. Pocas veces pude percibir, captar o capturar una sonrisa sencilla, honesta en su rostro. Yo era el primer escalón de su escalera, lo más lindo e importante, y a la vez, fui sus peores sensaciones, su volumen alto de presión. Me amaba sin demostrarlo, y le creí. Cada día me sentía más ajena a su mundo, no reconocía mis actitudes, decisiones. Era incómodo, y me confundía. No me animaba a preguntarme si lo amaba. Sentía que salía a la calle vestida de dudas, o quizás disfrazada. Las fotos me demostraron que estaba incluido en mi vida, que ya no podía caminar sola. Tiene una cara ojerosa, pálida. Cuando se altera, se le marca una vena en la frente. Casi todo el tiempo está nervioso, afligido, presionado, frustrado, enojado: casi todo el tiempo es feo. Él me llama mucha la atención, quisiera mirarlo los sesenta segundos del minuto. Su vida es una alfombra mágica, pero pintada de gris. Mis fotos me mostraban todo eso cuando estaba sola. Él me apagaba, me reprimía. Ahora hasta puedo escribirlo.

Conflicto - Agujas

Guillermo está peleado de por vida con el reloj.
Nadie sabe qué pasó entre ellos,y si bien ambos tratan de disimularlo, nunca llegará a horario. ¿Qué puedo hacer yo?
No suelo faltarle el respeto al reloj; veo moverse lento a las agujas y vuelvo a calcular cuánto falta para encontrarlo. Guillermo lo ignora, lo ningunea.
Al no respetar al reloj, Guillermo no me respeta, a mí ni a nadie. Para él no significa nada que el tiempo dependa de nuestras acciones, que cada cosa que ocurre, que cada palabra se dice a un horario determinado ¿por quién? Por el reloj.
Observación:
Sólo miro el reloj cuando tengo que encontrarme con Guillermo.

Visitenmé en la Luna


Se caen las paredes, gritan los adornos. Este lugar ya no es mío y quiero desaparecer.
Voy sólo conmigo ¿o vos también? Me voy subiendo a la Luna antes del atardecer.


USTEDES
¿Quiénes son?
Yo no me detengo: crear es mi razón.