El tiempo está demasiado pendiente de nosotros.
Dos tipos de relojes nos persiguen:
El de la espera, que siempre se atrasa.
Y en el de la despedida, pareciera que las agujas corren apuradas
para no perder el último tren.
Dos tipos de relojes nos persiguen:
El de la espera, que siempre se atrasa.
Y en el de la despedida, pareciera que las agujas corren apuradas
para no perder el último tren.
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